Cuidado con los caballos, ¿de troya? no de Lácar.

El otro día fui al pueblo de  mi madre, Lácar en Navarra, perteneciente al valle de Yerri, cerca de Estella.

Al llegar y querer aparcar, mi primo, el mielerero (la miel más rica que nunca he probado),  me dice que hay unos caballos y que mejor deje el coche en otro sitio. El tono en que me lo dijo y las formas no me gustaron pero le hice caso.

A la media hora me avisan que los caballos han roto el retrovisor del coche de mi tío y como también estaba aparcado el de mis padres que era mejor sacarlo.

Cojo las llaves del coche de mis padres y me dirijo a cambiarlo pero al ver los caballos lejos, decido que con plegar los retrovisores es suficiente. Mi primo  se vuelve a dirigir a mi en tono poco agradable para insistirme que retire el coche y entonces yo respondo de forma inadecuada, muy enfadado, mandándolo a paseo y diciéndole que los caballos no tenían que estar sueltos en esa zona.

A los 5 minutos mi primo se acerca a mi para explicarme el porque de los caballos en esa zona y pedirme disculpas si la forma de dirigirse a mi no ha sido la adecuada. Yo se las acepto y le pido también disculpas por mi inadecuada reacción.

Como de todo disgusto hay que sacar conclusiones las mías son:

• El tono de voz y las formas pueden conseguir que el mismo mensaje pueda ser interpretado de forma positiva o negativa.

• Cuando uno, lo digo por mi, se enfada desproporcionalmente por esta tontería debe analizarse ya que seguro que es la gota que colma el vaso, ¿pero por qué está el vaso lleno?.....

Bueno mientras sigo vaciando el vaso os recomiendo que visitéis Lácar, comáis en el asador Lezaun, deis una vuelta por la viñas en calesa y si veis a los caballos sueltos cerca de los coches haced caso a mi primo el mielero :-)

Ya me contaréis la experiencia.